ERAN UNA PAREJA
Hoy los vi
eran una pareja
por la vida encorvados
cada uno
hundiéndose a pique
por distintas razones.
Miguel Oscar Menassa
HAY QUIEN CREE QUE EL AMOR Y EL DESEO SON DEL ORDEN DE “SENTIRLO” o no. Como que a uno le llega, como una especie de magia y te inunda. Así, cuando se va desarrollando la relación,y van aconteciendo los avatares de la vida, se van requiriendo también posiciones diferentes en el pensar para con la relación. Parece que cuando las cosas no funcionan, resulta que el otro/a no es “el amor de su vida”, ese ideal con quien no hay que abrir tan siquiera la boca para que sepa nuestros gustos, cómo nos sentimos, lo que necesitamos…
Mirar a otras parejas, otras historias, donde parece que el otro siempre está mejor que uno, donde los demás sí que tienen un amor “verdadero”, “qué suerte tienen”…es creer que hay un otro/a mejor esperándonos, tejiéndose una especie de confabulación en el universo para que llegue el día en que ese amor verdadero llegue y me cambie toda la vida y la felicidad me toque con su gracia.
CÓMO PENSAMOS EL AMOR corresponde, forma parte, de algo que ya está escrito, que se hace ideología y se transmite. Así, este pensamiento de la media naranja, corresponde al mito de Aristófanes, procedente del Banquete de Platón, donde éramos unos seres esféricos que Zeus nos cortó por la mitad, y desde entonces vamos buscando nuestra otra mitad. Lo define como “un íntimo anhelo de restitución de una plenitud pedida, de reencuentro con un total.”. Claro, con esta forma de pensar, creemos que, para ser felices, necesitamos de esa otra mitad, para buscar esta “completud”. Ya nacimos completos, no necesitamos de alguien para completarnos. Necesitamos de los otros para ser humanos, pero no de un amor único. Así vamos exigiendo al otro cosas que jamás va a poder darnos. Nos sometemos a la frustración y al desengaño, porque no va a coincidir con la realidad lo que esperamos. Hay quien incluso permanece en una relación como venganza, porque no coincide con el ideal, rompe su ideal de amor.
LA ELECCIÓN DE LA PAREJA ES INCONSCIENTE, por eso es que a veces hay quien se enamora de quien no debe, de personas que incluso le hacen sufrir. Y esto quiere decir que nos atrae una persona y no otra en relación a nosotros mismos (algún rasgo mío del pasado, o del presente, o algo que quiero llegar a ser en el futuro) o en relación a rasgos familiares, ya que los primeros objetos amorosos son la madre, el padre, los hermanos. Ese es el primera impacto, el enamoramiento, luego el amor hay que atravesarlo con palabras y ahí es cuando la relación se va produciendo, cayéndose del ideal.
Aprendemos a amar en el seno familiar y esto produce en nosotros un poso que va a sobredeterminar nuestra manera de amar. Y no es tanto cómo hayan sido nuestra madre y nuestro padre, cómo nos han amado, sino lo que yo hago de eso, las frases con las que me quedo, la novela familiar que he tejido. Hay quien permanece en restos de escenas pasadas aunque crea vivir en el presente, porque aún está en lo infantil y el otro no es un otro, es aquello del pasado que no recuerda, pero que lo actúa. Hay cuestiones que tienen que ver con lo reprimido, con el masoquismo…TODO ACTO ES PARA ALGO O PARA ALGUIEN, por eso es que hay relaciones que van más allá de la lógica. Hay una explicación, y una posible transformación, y eso es a través del Psicoanálisis, que da cuenta de esos procesos inconscientes.
EL AMOR VERDADERO no está en ninguna persona, está en el ejercicio del verbo amar. Es porque uno está en relación con ese significante. Con tantos tópicos y frases (que están sostenidas por un pensamiento) no hacemos más que anular al otro e impedir que lo humano produzca su encuentro.
Llevarse mal indica que se está realizando un trabajo para que vaya mal, nada viene dado.Si cambio mi posición, puede cambiar la relación, y cambiar la posición es cambiar de mirada, y eso, es posible con psicoanálisis.
Decir yo no quiero cambiar, que cambie la otra persona, habría que pensar que puede ser la lucha entre familias, querer imponer la ideología familiar, y no producir la familia que os permita vivir acorde con vuestros deseos y vuestras necesidades. Volver a esas familias, enferma.