INTERCAMBIO DE PAREJAS

    ¿Un nuevo aliciente contra la desidia sexual? ¿Una forma de relacionarse? ¿Qué significa un intercambio de parejas? Intercambio de parejas resuena en el imaginario de cada persona de manera diferente.

    Para poder ahondar en la cuestión es importante determinar que puede existir aparentemente un intercambio de pareja, una persona por otra, pero ser psíquicamente la misma, esto es, la misma manera de relacionarse donde no importa el objeto (se denomina así al otro), sino la situación de “perjuicio del tercero”, donde el elemento que debe existir siempre es el hecho de que la otra persona esté comprometida, ligada, a otra. Es una condición de elección de objeto amoroso, de manera que incluso alguien que fue indiferente para la persona y hasta despreciada, mientras permaneció libre, ahora se constituye en objeto de amor en cuanto mantiene relaciones con otra persona. Se facilitan también la satisfacción de los impulsos competidores y hostiles contra la persona a quien se le “roba” su objeto amoroso.

    También hay otra condición que consiste en que la mujer casta e intachable no ejerce en la persona atracción alguna y, en cambio, la que es sexualmente sospechosa, cuya pureza y fidelidad se pone en duda, ejerce un intenso interés y pasión. Llevado al extremo, incluso hay hombres (también aplicable a la mujer en cuanto a su deseo sexual) que son impotentes con la mujer a la que aman y en cambio a las que no les une ese sentimiento amoroso de ternura, es a la que desean. Hay una disociación entre el amor y el deseo en una misma persona. Incluso puede llegarse a no mostrar ningún deseo de ser el único/a para la pareja y parece encontrarse muy a gusto en el ménage á trois.

    ¿Qué es lo que hace desplegar la sexualidad de una manera o de otra? Recordemos que el sujeto humano tiene una disposición sexual, desde que se es niño, en que puede gozar de cualquier cosa. En la conquista de su cuerpo, el pequeño infante va constituyendo sus zonas erógenas conforme va montándose el deseo en la necesidad, y los estímulos y sensaciones que van haciéndose carne y palabras en ellos a través de las primeras afectividades familiares y situaciones atravesadas por el Complejo de Edipo, que sobredetermina sus disposiciones ulteriores con otras relaciones.

    A veces el deseo está decaído, y se requiere de una innovación en la pareja y se demanda introducir un elemento que transforme la situación en la que ya se está en una relación de a dos, o no… A veces parecen una sola persona al unísono donde no está la incertidumbre, la sorpresa, la diferencia, que es lo que permite la aparición del goce.

    Contarse en la pareja lo que hacen con los otros en el intercambio, ni siquiera estar, sino contar, se convierte en un acto donde se reaviva la pasión, se pone en juego la fantasía. Recordemos que el goce del ser humano es el lenguaje, ese es su aparato de goce.

    ¿Pero qué ocurre si se sobrepasan los “límites” de lo pactado? ¿Y si aparecen los celos? ¿Y si surge un amor nuevo? Los celos son indicadores de que uno también es un deseo hacia el otro u otra que entra en juego en la relación. También es un amor para él o ella, forma parte, no hay exclusión. En la complejidad de ese anudamiento de necesidad, goce y deseo se juegan los pactos y se van descubriendo los caminos.

     Lo que hay detrás de la frase “intercambio de pareja” depende de cada cual, una cosa es lo manifiesto y otro lo latente, en qué está jugado uno en el deseo y en el despliegue del goce. ¿Es algo indispensable el intercambio de parejas para que el goce aparezca en vosotros? ¿Tal vez entra dentro de las fantasías que quieren llevarse a la realidad? ¿Hay miedo a perder al otro/a si no se accede a los deseos?

    Repito ¿qué hay detrás de esa frase? Eso lo podrán averiguar en el diván de un psicoanalista terapeuta de parejas, que les podrá ayudar a saber de su deseo.

     Intercambiar a la pareja puede tener que ver también con permitir que el otro o la otra puedan ser diferentes cada vez, no dejarlo en palabras anteriores, que haya una tolerancia al crecimiento en la otra persona, que pueda ser un hombre, mujer, distintos en cada encuentro y sorprenderse.

    ¿Nos hacemos responsables de nuestros deseos? ¿Qué hace que haya una invitación a otro tipo de sexualidad que provoca un montante de rechazo y otra de atracción? Se puede caer en la locura moral, la culpa, la insatisfacción…en la incertidumbre de una puerta que se abre y no se sabrán cuáles serán los efectos o si se quiere pasar la barrera o no. En cada uno está la moral acechando ¿y si me gusta más de lo que esperaba? ¿Y si me ocasiona un declive emocional? Los deseos están contenidos dentro de unas líneas que cada cual se va forjando. Conquiste su sexualidad, que significa también desplegarla a través de uno mismo y los otros, atravesada por las palabras, que es lo que nos diferencia de lo animal.

    Le ayudaremos a producir la más indicada para usted. Uno es el que decide, si está de acuerdo, o no tiene el registro de ese deseo pero…

    Goce de la sexualidad. No se martirice, y si se martiriza, acuda un psicoanalista, porque hay muchas maneras de gozar. Dejarse llevar por las palabras por pronunciar.

    Como indica Miguel Oscar Menassa en un aforismo: El sexo del amor quiere decir que no hay sexo sin amor, pero, fundamentalmente, que no hay amor sin sexo, que quiere decir: no hay amor sin palabras.

Laura López, Psicoanalista Grupo Cero

y Terapeuta de Parejas y sexualidad

Telf.: 610 86 53 55