EL FETICHISMO

Es una perversión, y tenemos que decir que hay en todo sujeto las perversiones forman parte de la predisposición sexual normal. Somos polimorfos perversos, en la infancia, la sexualidad infantil, se goza de todo, y se va a ir encauzando para ponerse al servicio de la reproducción.

En el fetichismo la elección de objeto está determinada por un fetiche. Es una fijación en el desarrollo sexual. Pero no acuden al psicoanálisis por esa particularidad. Adeptos al fetichismo lo reconocen como anormal pero pocas veces lo consideran como algo patológico. Presenta caracteres de exclusividad y fijación, y ahí lo consideramos como síntoma . Si no está presente el fetiche, hay una falta de excitación y de erección. Están conformes con el mismo, pero en el encuentro sexual si no lleva las bragas rojas, los tacones de aguja, por ejemplo, no se excita. Esto acontece con la pareja o también como acto en solitario, con la masturbación. El fetichista sustituye un objeto sexual normal por otro relacionado con él pero totalmente inapropiado para servir el fin sexual. Puede ser una parte del cuerpo o un objeto inanimado: ropa de vestir, ropa blanca… Sólo se excita si está presente ese sustituto.

Freud habla de un caso que su fetiche era que «tiene un brillo en la nariz». Había sido criado primero en Inglaterra y luego en Alemania. El fetiche era derivado de su más tierna infancia. En realidad la frase en inglés se traduce como una mirada sobre la nariz. Tiene que ver con un momento infantil donde hay una negación de la madre sin falo, del genital femenino. El fetiche es el sustituto del pene, pero uno particular, que tuvo importancia en los primeros años de la niñez pero que luego fue perdido. El fetiche es como una preservación del mismo. El fetiche es un sustituto del falo de la mujer, de la madre.

No quiere renunciar, el niño pequeño creyó en su existencia. La mujer no tiene pene, y dice que eso no puede ser cierto pues si la mujer está castrada, su propia posesión de su pene corre peligro. Hay una denegación o repudiación ante esa visión. El fetichista conserva la observación que hace en la mujer y también la abandona a la vez.

La castración remite al complejo de Edipo, la amenaza de castraciÓn, es la represión a esa fijación de los amores incestuosos. La madre va a ser entonces un ser humano semejante, carente de inmortalidad, es mortal, y se le desatribuye esa completud, esa totipotencia, es la madre fálica que hay que desatribuir.

Entre el conflicto de la percepción ingrata y el deseo opuesto llega a una transacción.

Ante el horror a la castración en la realidad psíquica es como si la mujer lo conservara, pero es un sucedáneo, otra cosa ha venido a ocupar su plaza.

Hay en el fetichista una aversión contra todo órgano genital femenino real. El fetiche subsiste como un emblema del triunfo sobre la amenaza de castración.

Evita al fetichista convertirse en homosexual: confiere a la mujer aquel atributo que la torna aceptable como objeto sexual.

Para el niño va a ser muy importante su órgano genital, y encuentra tan valiosa e importante esa parte de su cuerpo, que no puede creer que otras personas carezcan de ella. Creen que todos, hasta las mujeres, poseen un órgano como el suyo.

Los demás no reconocen el significado del fetiche, y no lo prohíben. Le queda fácilmente accesible, frente a la complejidad del goce humano. La gratificación sexual es cómodamente alcanzada. Pero sólo puede de esa manera, si no, no se excita y no le excita el otro, sino el objeto fetiche que cumple su función en la sexualidad limitada del fetichista

Frente a la castración la mayoría de del sexo masculino superan esa impresión.

La elección del fetiche nos recuerda a la abrupta detención de la memoria en las amnesias traumáticas. Es una transacción, desplazamiento que permite evitar la angustia de castración. Se conserva la última impresión percibida antes de la que tuvo carácter siniestro y traumático. Suelen ser:

PIE O ZAPATO

El niño suele espiar los genitales femeninos desde abajo, desdelas piernas hacia arriba.

LA PIEL Y EL TERCIPLEO hacen referencia a la vellosidad púbica buscando el falo femenino.

ROPA INTERIOR es muy adoptada como fetiche.

Puede haber entonces una doble actitud del fetichista frente a la cuestión de la castración femenina

Aloja tanto la repudiación como la afirmación de la castración. Ejemplo de un paciente que tenía como fetiche un suspensorio, que es como un pantaloncillo de esos de baño. Esta prenda cubría los genitales en general y ocultaba así la diferencia entre los mismos. El análisis demostró que podía significar que la mujer estaría castrada y que no. Y también el hombre.

Otra variante del fetichismo lo vemos en el ejemplo de en China la costumbre de mutilar primero el pie de la mujer y adorarlo luego como fetiche. Es como si agradeciera ala mujer por haberle sometido a la castración

El fetichista adora su fetiche, pero va a ser una sexualidad muy limitada. Con psicoanálisis se amplía la sexualidad. La sexualidad adulta es la sexualidad infantil a condición de ser reprimida. Y en el fetichista hay una fijación a su sexualidad infantil.

Laura López, Psicóloga y Psicoanalista

en formación continua con Grupo Cero


ILUSIONES QUE PADECEMOS EN EL AMOR Y QUE NOS IMPIDEN AMAR.

Podemos llegar a pensar que amar es algo innato, que viene con ya incluido en nuestro registro, y que se hace de forma “natural” pero lo cierto es que nada viene innato en el ser humano. Hay un amor que tiene que ver con la especie, que hace que haya un impacto de mirada, atracción, hacia desconocidos, para que pueda aparearme con el otro y procrear.

Pero donde comenzamos a aprender a amar es en el seno de la familia. Los primeros amores tienes que ver con los objetos familiares (principalmente madre, padre, hermanos y hermanas) que imprimen una huella en nosotros y precisamente tenemos que renunciar a ellos para formar nuestra propia familia y establecer lazos con otras personas. Lo interesante y revelador que nos muestra el psicoanálisis es que hay posiciones frente a los demás y frente a mi vida que están bañadas por fijaciones infantiles, por posiciones que hablan del narcisismo, de la imposibilidad de separación psíquica de esos primeros amores (aparentemente puede que incluso estemos físicamente separados), ambivalencias reprimidas y de cómo dirigen nuestras relaciones sin darnos cuenta.

A veces se suele amar como esa madre nos amó o como demanda, en una posición pasiva, queriendo más, o se repiten afectos de decepción, de desprecio, porque inconscientemente estamos conectados a esa esfera de la mamá donde nos sentimos decepcionados y ahora me coloco también en ese lugar con una pareja. O buscamos a alguien para protegerle, agobiarle, para decirle lo que tiene que hacer, como mamá hacía con nosotros, o como creíamos que debería haber hecho con nosotros, para seguir haciendo culto a ese amor. Son formas inconscientes que hablan de la repetición de esas relaciones primeras.

Hay impresiones que imprimen nuestro carácter y que tienen que ver con el pasaje que atravesamos todos los seres humanos para desarrollarnos, relacionadas con la afectividad y la sexualidad.

Love is in the air, nos dice la canción y, en efecto hay una ideología que se transmite a través de esa primera familia, canciones, libros, cultura…. Pocas veces nos preguntamos cómo amamos, simplemente se vive, y uno se aferra a lo que es normal y lo que no lo es. A veces son frases remanidas que se usan hasta desgastarlas sin saber de dónde vienen que muestran que es algo imposible, porque la mayoría de las veces chocan con la realidad. Es imposible ponerse de acuerdo con lo que uno tiene en la cabeza y lo que se encuentra y produce. Podemos llegar a vivir engarzados en la insatisfacción, la culpa y los síntomas nerviosos.

Vamos a ver de qué ilusiones frecuentes padecemos:

CREER QUE EL AMOR TE VA A DAR LA FELICIDAD, EL TRABAJO, LA ALEGRÍA. Se puede llegar a poner la vida misma en un ideal que terminará haciendo que se extermine el amor, el trabajo, la felicidad, la alegría. Nadie va a venir a salvarnos ni a solucionar nuestra vida, hemos de emprender el camino nosotros, donde se sumarán compañeros de viaje, pero nadie se puede hacer cargo de lo que no somos capaces de producir. Sobrecargamos a la otra persona de una exigencia tal que se vuelve una relación frustrante y hostil. Al final se termina perdiendo todo.

CREER QUE SI NO SE SUFRE O SI NO HAY CELOS, NO ES AMOR. Los celos tienen que ver con el deseo y el sufrimiento con tendencias masoquistas, culpa inconsciente…que, aunque parezca paradójico, pueden producir goce en la persona (aunque conscientemente lo viva como sufrimiento). También se puede llegar a buscar castigo a través de esa relación por una culpa inconsciente y habitar en relaciones donde esta ecuación esté presente. Estamos hechos de frases, y hay frases que nos atan y nos hacen producir relaciones por ejemplo encadenadas al sufrimiento, a modo de amor trágico como Romeo y Julieta.

CREER QUE EL OTRO VA A CAMBIAR PORQUE ESTÉ CONMIGO EN UNA RELACIÓN. “Porque me quiere es que va cambiar por mí.” No, tendrás que preguntar cómo es que has escogido a esa persona para luego querer cambiarla. Volvemos a caer en la ilusión de que dejar cosas, renunciar, es porque me quiere, cuando eso lo que consigue es que esa persona pierda el brillo y deje de desearla además de producir agresividad. O querer ser el héroe o la heroína infantil de la novela familiar donde se pone en juego la hostilidad con quien nos separa de un amor exclusivo. Es como si fuese una prueba de amor, y no hay suficiente prueba de amor para demostrar el amor.

LA PAREJA NO ES INCONDICIONAL: “SI ME QUIERE, DEBE TRAGAR CON ESTO. “ Hay relaciones donde se utiliza al otro como confesor, como palangana donde vomitar todos sus problemas, sufrimientos, frustraciones, infelicidad… porque dicen que para eso está la pareja. Hay cosas que el otro no está preparado para escuchar y que si las decimos vamos a estropearla. Se llega a concebir a la pareja como alguien que debe tolerar cualquier cosa, porque si no,no es “amor verdadero” ¿hasta qué punto nos tienen que aguantar? Se llega a confundir a la pareja con un terapeuta o se le pone en el lugar de mamá incondicional. El amor si no se cuida se va al traste, a no ser que esté unido a nosotros por un sintoma como el masoquismo. Tanto llevarse mal como llevarse bien son un trabajo.Si queremos que el otro “trague con todo”, tal vez estamos hablando de sentimientos de venganza o de hostilidad que le estoy dedicando y amargando nuestro existir.

CREER QUE EL OTRO SE CURARÁ O CAMBIARÁ POR AMOR. El amor no cura nada, porque no produce transformación en la persona. Al final se termina marchitando la persona e intoxicando la relación.

YO SOY ASI, para no transformar nada de lo que me pasa, buscando etiquetas, para afianzar que vengo de nacimiento. Hay quien dice ser asexual porque para esa persona “las relaciones sexuales están en otro plano”, que no disfruta, que no le importan y normalizamos cosas que no son normales. Incluso llegan a decir que quieren una relación más basada en el “cariño” y van besuqueando y manosendo amigos, allegados, encubriendo su erotismo y desplazándolo en otros lugares, en otras esferas de la persona, haciendo satisfacciones sustitutivas, mostrando cómo es su sexualidad: reprimida, cuando lo que no puede es un encuentro sexual, abrirse a la diferencia, entregarse al mundo. Si no puedes disfrutar de una relación sexual, de las relaciones, que vienen dadas por la especie, no puedes disfrutar de otras cosas. Estamos hablando de represión sexual. NO NORMALICEMOS. Consulta con un psicoanalista.

NO ES LA PERSONA QUE YO CREÍA, NO ENTIENDE EL AMOR COMO YO ¿Aún piensas que las personas encajan, que son más afines unas que otras o que seguro que en algún lugar está nuestra alma gemela? Cuidado, porque nadie encaja con nadie, estás en la teoría de Aristófanes del banquete de Platón, donde hablaba de seres esféricos que Zeus partió por la mitad y que se pasaban la vida buscándose para “completarse”. Esa forma de pensar hace muy desgraciadas a las personas porque no les permite vivir el amor, construir, desarrollarse.

Precisamente el amor tiene que ver con amar más allá de mí mismo. Pretender que viva, sienta, entienda lo mismo que yo…. soy yo. Es una imposibilidad.

Entonces, cada vez que la otra persona hace algo diferente de lo que son mis ideales, no me siento amado/a. Mejor separarse de ideales, frases, que del mundo y las relaciones.

Podríamos con otro amor si nos dejamos de ideales de lo que es o no el amor. Hay formas de pensar que hacen sufrir y que haya un impacto interno entre deseos que están en todas las personas o bien de forma latente o también reprimidos.

¿Miedo a dejar de ser “ese maravilloso yo”, que ya no tiene nada que ver contigo, a perder esa “identidad” ? Cuando hablamos que esa “identidad” no eres tú, sino que era una pegatina llena de frases y discursos morales, prejuicios que se manifiestan a través de procesos inconscientes que muestran la dificultad para separarte de tus primeros amores y de la represión que te hace gastar tanta energía que te impide ponerla a disposición de tu vivir. Aprendamos a escucharnos. El psicoanálisis te abre los oídos y los ojos a la reconciliación contigo porque puede leer esos procesos inconscientes en ti y a ser sujeto agente de tu vida y tus deseos, con otros, entre otros. No te conformes, vida sólo hay una.

Laura López, psicoanalista Grupo Cero y psicóloga colegiada

LA DISTANCIA EMOCIONAL «CUANDO NO QUIERO SUFRIR POR AMOR».

Guardar las distancias con los demás puede llevar incluso a construir un ermitaño en nuestro imaginario, donde aislado, en una isla, se van diluyendo los lazos que a uno le implican en lo humano, en la sorpresa, en el amor, en el deseo, en el goce, en mezclarnos con el otro. Las relaciones transforman, hacen extraerse de sí mismo y también muestran cómo se proyecta todo el mundo interior en el otro. Uno de los primeros pensamientos que se construye en la humanidad es el pensamiento mágico, después el mágico-animista, donde se hace una lectura de los aspectos de la naturaleza en base a sí mismo, a la omnipotencia de las ideas, proyecciones de nosotros mismos en el exterior. Así se creía que bailando una danza se iba a provocar la lluvia. Las supersticiones por ejemplo son construidas en base a los impulsos hostiles y crueles reprimidos. Es decir, creer en el mal de ojo nos está indicando nuestra propia envidia que proyectamos en el otro. Sucesos en los que estamos implicados en los que parece que “todo me sale mal” habla de un alivio a una culpa inconsciente, que puede provenir de deseos hostiles propios que se han rechazado, reprimido hacia lo inconsciente pero que se manifiestan sus efectos de esa manera.

La distancia emocional, afectiva, que se marca con los otros, detrás de esa coraza, esa evitación “por no sufrir”, es como si se estuviera esperando un ataque, que tiene que ver con tendencias propias reprimidas transformadas en ese temor. Se viven las relaciones como si fuese un asalto a su fortaleza. Pero cabría preguntar ¿De qué manera uso al otro para satisfaccer mis tendencias inconscientes? ¿Tal vez uso al otro para atacarme a mi mismo?

Así no se permite que haya relación, no se deja al otro existir, intercambiar, siempre esperando un ataque. Es como si hubiera una tendencia a sufrir, a ser perseguido, como si se estuviera instalado en una paranoia donde el otro viene a invadirme. La paranoia habla de esa crítica a sí mismo proyectada en los otros y también está relacionado con la homosexualidad reprimida, esto es, deseos no tolerados hacia personas de su mismo sexo, de manera que me hago perseguir, menospreciar.

Las personas también generan satisfacción, dan amor, acompañamiento, se hacen grandes cosas con otros…. Un exceso de cuidado pareciera como una espera a que el otro me lastime ¿o tal vez ese cuidado es una proyeccion de que yo puedo lastimar al otro? Como si hubiera una cosa de vida o muerte, cuando en realidad está en juego el goce. No se permite que se establezca ninguna relación, con tantas prevenciones ¿dónde se juega el amor?

¿Me prevengo del otro, desconfío del otro porque es una cosa del otro o porque realmente está en mí, en la agresividad que se me despierta? Parece un miedo a la humanidad, un rechazo a lo humano.

Hay personas que no quieren saber nada de sí mismas, conocer esa dimensión que habla de aspectos que no son tolerados. No pueden aproximarse a nadie, huyen revestidos de frases como el miedo a sufrir,o la exigencia, cuando en realidad es esa relación consigo mismos donde aparece un torrente de confrontaciones interiores entre el ideal y lo deseos y la agresividad frente a los demás y la imposibilidad de salir de ese circuito imaginario. El más alto grado de la vida humana es el amor, dar lo que no se tiene a quien no es, esa proyección social más allá de mí mismo.

Además el ser humano goza de cualquier cosa, habrá que ver qué implicación hay en cada uno en eso que le pasa. El ser humano tiene esa complejidad. Hay ambivalencia afectiva, al igual que es capaz de generar armas masivas también es capaz de desarrollar las mejores acciones. Puede atacar pero también amar.

Hay que empezar a conversar, no tomar cada frase como un ataque, como una cosa paranoica. Si generalizamos estamos hablando de nosotros, de lo que nos pasa a nosotros, y nos instalarnos en esa omnipotencia de las ideas, creando una ley universal que lo que yo pienso o creo es, y no es así. El que haya tenido una mala experiencia no hace que los demás sean igual, es que en mí hay una cosa de repetición, donde inconscientemente sigo con el mismo guión melodramático, colocando al otro en su papel. Si se hace un trabajo personal a través de una terapia psicoanalítica puedo transformar esas posiciones inconscientes frente al guion preestablecido. Algo se satisface ahí, no nos engañemos, es una cuestión de repetición, como si un destino cruel empujara al mismo final. Mejor elaborarlo en el diván de un psicoanalista.

Si no hay entrega a las relaciones, no hay una construcción de vidas alrededor, habla de mi imposibilidad para amar. Temer a los demás es eliminar al otro. Creer que todo el mundo está en contra es como vivir en una pompa mirándome en el espejo. Las relaciones van a producir transformaciones, voy a necesitar a los otros, pero hay que salir a la vida. Y la vida es cambio, sobresalto, sorpresa, alegría, a veces dolor….una gama de afectos que se entrelazan. Con tantas prevenciones no da lugar a la sorpresa, es como quedarse en la mínima tensión posible, en el nirvana de una vida de cartón-piedra.

Establecer distancias conlleva a no poder convivir con otras personas, no generar vinculos. Son las palabras las que unen. Hay personas que están en el mismo espacio pero no están, cada una elucubra en su fantasía. Están en mundos diferentes, mejor dicho, en su mundo interior.

Una manera de no estar con el otro es esa cuestión de llevar la razón, las personas conversan, no es una lucha animal por imponer. Darse a conocer, desplegar el pensamiento, sin querer pisar al otro con mis razones, como una lucha de quién es mejor. Interrumpir constantemente es una cosa también como agresiva, como de calllarle al boca al otro. Permitir que el lenguaje te vaya llevando, permitir otras conversaciones. ¿Cómo me relaciono con el otro,como un basurero al que soltarle todos mis problemas y cosas que me preocupan? ¿Permito que me responda, que podamos conversar de eso que le digo?

A veces hay un refugio en la exaltación del cariño animal. “El mejor amigo del hombre”, “siempre está ahí”, “dan mucho cariño”… estamos de acuerdo que hay que tratar bien a los animales, es una cosa civilizada y se establecen vínculos con las mascotas, pero hay personas que no pueden con otros seres humanos porque les produce tener que cuestionarse ciertas formas de pensar, tener que llegar a acuerdos, renovarse, tener que apañárselas con todos los afectos que se despliegan frente al otro: la agresividad ante las diferencias, la sexualidad, la envidia, lo celos, deseos… y claro, con los animales es más sencillo, ni me rechistan y hacen lo que yo les digo, sólo tengo que amaestrarlos. Pero con las personas eso no se puede, toca dejar mi individualidad atrás.

Pero al fin y al cabo hemos de empezar a amar para no enfermar y como diría Miguel Oscar Menassa: “en las relaciones intersubjetivas, lo único que se arriesga es un poco de seguridad y un poco de dinero; el resto, ganancia, todo humano.” No olvidemos que a ser humano se accede, no se nace, es todo un recorrido por conquistar.

Laura López, Psicoanalista Grupo Cero

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PALABRAS PARA VIVIR. NUEVO PROGRAMA DE TELEVISÓN

PALABRAS PARA VIVIR

Todos los lunes en Torremolinos televisión PALABRAS PARA VIVIR, un programa de televisión donde abordaremos desde la ciencia de lo psíquico, el psicoanálisis, temas como la salud, el crecimiento personal, el amor, el deseo, las relaciones familiares, laborales, la creación, la cultura…

Todas esas cuestiones que a todos nos interesan y que, desde un pensamiento científico, estableceremos un espacio donde poder conversar y producir esas palabras para vivir mejor años futuros.

Con poesía, píldoras vitales y mucho más….

Nos ayudará a pensar nuestra posición en temas como el amor, la familia, el trabajo y la salud esenciales para vivir en estos tiempos.

Todos los lunes a las 23:00h⏰ tienes una cita en Torremolinos Televisión.

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Puedes hacer tus sugerencias, comentarios al siguiente mail
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Dirige y presenta Laura López, Psicoanalista Grupo Cero y Psicóloga colegiada.
Puedes verlo en este enlace de la televisión en directo a través de la web

EL AMOR TIENE QUE SER UNA MULTIPLICACIÓN

En Psicología de las masas y análisis del Yo, Sigmund Freud habla, entre otras cuestiones, del enamoramiento y de la hipnosis. Nos indica que no hay gran distancia entre ambos. El hipnotizado da las mimas pruebas de sumisión, docilidad y ausencia de crítica que el enamorado. Renuncia a toda iniciativa personal y para el hipnotizado presta única atención al hipnotizador. Es como si fuese el ideal del yo. Ocurre que cuando, en el proceso hipnótico, se le instruye una orden que va en contra de su moral, no la realiza. Es falso que una persona esté a la total voluntad del otro cuando hay un proceso hipnótico. Aunque se le insista, si no entra dentro de su moral, va a ser no, o va a despertar, está condenado al fracaso. En cambio, es interesante lo que ocurre con el enamoramiento. El enamorado está ciego, no tiene culpa ni capacidad de discriminar entre lo bueno y lo malo. Porque todo el yo está reemplazado por el sujeto amado. Hace que de dos personas, sean una.

El verdadero amor es el que de dos personas se hacen tres,cuatro… El amor tiene que ver con la multiplicación, con la suma, poder incluir a otros, al mundo. Si no, está condenado a la destrucción. Es peligroso el enamoramiento. Es peor que la relación del amo y el esclavo, donde se corresponde con una realidad, pero en el enamoramiento no. Hay casos de crímenes donde se mostraba esta cuestión, de hacer de dos, uno. Ya no es él o ella, soy yo, somos uno.

Pero por lo menos en las relaciones de a dos, son cuatro. Dos y los fantasmas, es decir, los lazos libinales, las relaciones inconscientes que forman parte de las personas: sus amores pasados, sus familiares, amigos, fulanita de tal, fulanito de tal… inconscientemente no hay tiempo, y los lazos, las relaciones, pueden estar trasladándose en la actualidad proveniente de otras.

Somos la suma de nuestras relaciones y el deseo, embellece. El deseo civiliza.

Si en el amor no puedo sumar, además de la pareja, producir otras relaciones, desarrollarme profesionalmente, cultivar otras facetas…no es amor, podemos estar en un proceso destructivo de enamoramiento. Eclipsado por el otro no soy yo, soy el otro, un asesinato tímido de mi yo.

Laura López, Psicoanalista Grupo Cero y Psicóloga colegiada

Terapia de pareja y sexualidad

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LUZ DE GAS ¿ABUSO PSICOLÓGICO?

Luz de gas es el nombre que se le da a una forma de “abuso psicológico” que consiste en presentar información falsa, hacer dudar a la persona tanto de su memoria, como de su percepción, como de su cordura.

Tras visualizar la película de 1940 dirigida por Thorold Dickinson y de la que se extrae esta definición en el posicionamiento psicológico de algunas relaciones, me pareció necesario puntualizar ciertos aspectos.

Cuando se realiza una visión ingenua de las situaciones, que con ingenua no nos referimos a inocente, sino que guiada por la ideología que vela cualquier realidad científica, caer en posiciones de verdugo y víctima es una forma de seguir manteniendo una afirmación ya caduca en los avances científicos de la mente humana, donde se elude la implicación de ambas partes y se perpetúan situaciones donde se presupone una pasividad por parte de de la “víctima”. No se tienen en cuenta los mecanismos psíquicos, tendencias inconscientes, prejuicios acerca de las relaciones, formas de gozar y entretejer las situaciones que una parte de la persona mantiene y otra parte de la misma rechaza.

Podemos estar hablando de una dependencia emocional, donde se le otorga a la otra persona una posición de poder y se cae en esa situación de completud como la madre y el niño, que es una idealización que conlleva a la hostilidad y al fracaso.

Es importante desde dónde leemos la realidad y en estas situaciones descritas como “luz de gas” en referencia a la película donde se ejercen este tipo de “abusos”, es importante señalar que esta panorámica es un síntoma, la punta del iceberg, no hay una única causa. Cada parte de la relación se relaciona de una manera distinta con la otra, no hay “la relación”, sino cómo se relaciona una parte con la otra y viceversa. Son dos formas de relacionarse que se encuentran.

¿No les parece extraño que una persona se mantenga en el tiempo en una relación donde se le humilla y hay situaciones vividas como rechazo? No podemos caer en lo afectivo, la repulsa, la negación a pensar que esa persona también es sujeto activo de esa situación. Sería una posición poco científica. No es que queramos culpabilizar a nadie, mucho menos que eso, pero sí mostrar una base científica donde demos cuenta de la implicación a establecer este clase de vínculos. No nos engañemos, para llegar a esa situación ha tenido que realizarse un trabajo para establecerla, y no estamos hablando de factores sociales, culturales, familiares… vemos cómo las estadísticas nos muestran que no son factores determinantes. También acontece en clases sociales altas, personas que culturalmente podríamos considerar con un nivel alto y en edades tempranas y más maduras.

Si no hablamos claro de esto, hacemos como si las personas no estuvieran implicadas en lo que les pasa, y cualquier fuerza exterior guiara las relaciones, la vida… Todos somos responsables de la parcela de vida que producimos, nuestro deseo está jugando un papel muy importante, y los deseos verdaderos son los inconscientes. Pero este tema levanta muchas ampollas porque, de alguna manera, a quien más y quien menos, algún acontecimiento se ha sorprendido por verse reacciones extrañas a su persona, se ha sentido “víctima” en alguna situación… y saber que hay tendencias en mí que rechazo y que hacen repetir situaciones sufrientes para mí, relaciones, haría que irremediablemente decidiera tumbarme en el diván, y hablar de lo que me pasa pero no entiendo con un psicoanalista. Por eso es que el psicoanálisis es cada vez más demandado. Culpar a la familia, la sociedad, al otro, como que es una relación que me ha tocado así… Muestra cómo cuesta hacerse responsable, una posición de inmadurez.

Es fundamental comenzar a pensar en la implicación de cada uno en lo que le pasa, y ojo, no es para vigilarnos, sentirnos culpables, sino para consultar con un profesional que me pueda escuchar eso de mí que rechazo para que pueda transformarse. En todas las personas hay tendencias que entran en el orden del masoquismo, la culpa inconsciente, el odio, la hostilidad… que son negadas por nuestra conciencia, pero que producen efectos muy fuertes en nuestra realidad pero que a la vez desconozco sus fuentes. De lo que se es víctima es de posiciones psíquicas, pensamientos, que hacen que una persona mantenga una relación con otra en la que se despliegan todas esas tendencias. Que se vivan situaciones de abuso como en la película “luz de gas” ya es una consecuencia en esa persona. Por supuesto que deben ser penalizadas las situaciones de maltrato y hay que reconocer un perjuicio para la persona que lo sufre, pero si negamos las tendencias de la persona a que ello se produzca, seguiremos manteniendo la rueda que gira sin poder frenarla. De hecho, hay personas que se mantienen en esas relaciones o rompen y repiten relaciones similares. Si algo se repite en una persona ¿no les parece que algo tiene que ver con ella?

Posiciones hostiles, donde uno se venga del otro, masoquistas, melancólicas, problemas en aunar la corriente erótica y cariñosa, culpa inconsciente que llevan al castigo, deseos que chocan con nuestra moral, raíces edípicas familiares, donde se ponen en juego cuestiones familiares reprimidas que se transfieren en las relaciones actuales…

Cada situación requiere de una escucha especializada, referente a la historia de deseos de la persona, a su dimensión psíquica de las relaciones…

El psicoanálisis produce una transformación en la posición psíquica de le persona que se pone en juego en las situaciones de abuso psicológico, donde sería más apropiado pensar que es la persona la que le otorga esa posición a la otra persona. La dimensión que proporciona el psicoanálisis es de reubicación, sustitución, transformación, en la manera de relacionarse consigo mismo y con los demás: una liberación.

Laura López Psicoanalista Grupo Cero y Psicóloga colegiada

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COMO AMAR SIN POSEER

El amor es un sentimiento de la especie que permite que dos perfectos desconocidos puedan establecer un vínculo en el que la especie rige la danza en el apareamiento. ¿Pero cómo se puede llegar a querer poseer al otro, creer que es lo mejor que te ha pasado en la vida, que sin él o ella no se es nada, o que lo es todo para ti? Todo para ti, es perderse el mundo, dar la espalda a una realidad y volar en un espacio de fantasía tras un “unicornio” que lleva a construir un castillo en el aire.

¿Cuántas veces no hemos escuchado “es que nos queremos mucho, nunca nadie me ha querido así”? ¿Pero qué significa que te quieren mucho, que le falta el aire si no estás?¿Palabras y palabras que llenan, alimentan aún más la fantasía de completud? El amor como posesión indica una inmadurez emocional que habla de querer encontrar el santo grial particular, la completud con esa madre fálica, que es la madre idealizada, que se le atribuye un poder y una completud en lo imaginario.

Se cae en la ilusión que ese ser imperfecto que somos, despedazado, incompleto ante la visión de otro, está completo con el espejismo de “la otra mitad”. Hay unas claras raíces infantiles en el amor como posesión. En todo ese proceso de celos, hostilidad cuando vienen a separarnos de la mamá, nuestro primer amor, se sigue actualizando cuando se atraviesan las relaciones, como sustitución de aquél. En el ser humano no se superan las cosas, sino que se incluyen, siguen vivas, latentes, asociadas en lo inconsciente y de alguna manera es como si revivieran, como un conjuro que se reactiva ante la llegada de una nueva relación. Es como un poso, una posición inconsciente que se reactiva con otros amores. Entonces no es a la persona de carne y hueso, la que tienes a tu lado, sino ese ideal, o la imposición de ese ideal. Son relaciones abogadas al fracaso, al hundimiento de un titanic particular, que cualquier iceberg los hunde. Creen ser tan indestructibles, tan soberanos, como si nada les fuera a derribar, que el batacazo es mayor. Comienzan por contárselo todo, si es que no puede haber secretos, se quiere saber todo lo que piensa el otro, hacen del otro uno, eliminando las diferencias, es decir, asesinando al otro de una manera simbólica, creando una jaula de oro, porque ¿cómo va a ser amor si me voy con mis amigos o amigas o hago algo que a mí me gusta hacer tengo que dejar que se quede en casa sin mí? Comienzan a renunciar, a sacrificarse, porque su amor es verdadero, puro…Lo que no saben es que las espinas se van tejiendo alrededor. No se puede querer ser más bueno que lo que la condición humana permite. Al final se termina cometiendo una “maldad”. Con tanto que te di, hagamos cuentas, yo quiero lo mismo.

Freud nos habla de una circunstancias también muy relacionada con el amor como posesión. Nos indica que aquel que ha sido el primero en satisfacer los deseos amorosos de la mujer, que han sido refrenados, reprimidos, durante largo tiempo, se establece en ella una servidumbre que garantiza una actitud de posesión que le otorga una resistencia contra otras tentaciones. Es la servidumbre sexual, done se puede llegar a depender en un grado extraordinario de otra persona con la que mantiene relaciones sexuales, pudiendo llegar a casos extremos donde hay una pérdida de voluntad propia y sacrificio de intereses personales. Es importante señalas que cierta medida de servidumbre puede considerarse normal, en relación con la defensa de la tendencias polígamas que acontecen. El factor decisivo es la magnitud de resistencia sexual vencida y secundariamente la concentración y unicidad que culminó en su victoria. La servidumbre suele ser más frecuente e intensa en la mujer que en el hombre, aunque el hombre en la actualidad suele ser más propenso a dicha servidumbre que en la antigüedad . Constituye la consecuencia de unas relaciones eróticas donde la mujer logra que venza su impotencia psíquica., y entonces él permaneció ligado a ella desde aquel momento.

Muchas relaciones singulares y de trágicos destinos suelen explicarse por este origen de la fijación erótica a una mujer determinada.

El amor no es incondicional, es un trabajo constante que hay que realizar, lo que ocurre que en esa inmadurez, esa forma de pensar el amor como infantil, genera conductas y comportamientos que van acompañados con sus correspondientes sentimientos. Por eso es importante la escucha de un psicoanalista. En la relación con el terapeuta se van a poner en juego todas sus tendencias infantiles y se van a poder modificar a través de la interpretación, transformando y produciendo en la persona cambios a nivel inconsciente, que van a poder generar otros sentimientos en la persona y otras formas de relacionarse.

En algunas ocasiones se decide ir a terapia de pareja, buscando “el último cartucho”, pero si no se está dispuesto a bajar las armas, a retirarlas, y dejarse decir, querer transformar algo en cada uno, se sigue repitiendo las mismas posiciones incluso con otras personas.

Al ser humano lo que más le cuesta es transformar posiciones anteriores que le han proporcionado placer. Sustituir los viejos amores idealizados por las personas de carne y hueso. El otro no nos pertenece, es otra persona que libremente ha decidido estar con nosotros. ¿Quién quiere esta en pareja así? Lo que le pasa con la pareja también le pasa con la vida, ese afán por controlar, tenerlo todo en tarros de cristal para no enfrentarse a la incertidumbre de la vida, a los cambios que requieren el encuentro con las otras personas, a abandonar cierta cuota de mi famosa personalidad y construir algo que no estaba. Dejarse llevar por las palabras por venir, los propios deseos que se ponen en juego cuando uno se deja llevar. Así que si nos conciliamos con nosotros mismos esos deseos pueden hacer de la vida un viaje maravilloso. Amar poseyendo al otro no es amar.

Laura López, Psicoanalista Grupo Cero y

terapeuta de parejas

www.lauralopezgarcia.com

CRISIS DE PAREJA ¿SEPARARNOS O SEGUIR?

Hay parejas que en el camino de su convivencia llegan a un punto que es una encrucijada. ¿Qué camino tomar? ¿Seguimos juntos a pesar de que no nos soportamos? ¿O bien nos separamos? Tomar la decisión más adecuada no es fácil, teniendo en cuenta además que las pasiones del momento no son buenas consejeras. En muchas ocasiones se ha dado el caso en el que se ha interpuesto una demanda de divorcio y, una vez a punto de firmarlo, deciden retomar la relación. No sin serias dificultades porque ¿cómo queremos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo? Una crisis denota un cambio en la manera de producir el rumbo de la relación. Es el momento de parar para replantear.

Las crisis en las parejas pueden traer progresos. Sabemos que las relaciones que no encuentran obstáculos son poco fructíferas pero hay que estar dispuestos a trabajar para que ciertas transformaciones se produzcan.

Hay quien pretende utilizar la terapia para corroborar quién tiene la razón, cuál es la postura correcta. En otras hay una demanda constante “tú tienes que cambiar”, “tú tienes que..” En otras hay un nuevo giro en la vida, se suma una nueva etapa (nacimiento de los primeros hijos, cambio de trabajo, la educación de los hijos, crecimiento personal de cada uno…) que necesita un replanteamiento de ciertos pactos, formas de pensar, que deben renovarse. Vidas insatisfactorias, o con imposiciones constantes donde se coarta la libertad del cónyuge, exigencias, o aún permaneciendo en el ideal de pareja, sin tener en cuenta la persona real, la de carne y hueso que se tiene delante, o estancarse en la ideología de sus familias de origen, sin haber podido construir jamás la familia propia, siempre aludiendo a lo que es normal y lo que no, sin capacidad de creación, donde no es cuestión de imponer una forma de convivir u otra, sino producir la propia.

Callarse es exaltar el conformismo, o una agresividad oculta en el silencio, una lenta agonía que les apaga. Hablar conlleva aprender a hacerlo, si arremeter, sin juzgar, ni huir. Y en eso la terapia es muy eficaz.

En ocasiones se viven vidas que corresponden a vidas pasadas, un intento de calcar los moldes de sus familias que naturalmente no funciona, o colocarse inconscientemente en posiciones infantiles donde se pone al otro en el lugar del papa o la mamá, y ahí se pierde el deseo. No se toleran las diferencias, si es que “tenemos que tener los mismos gustos para llevarnos bien “¿entonces con quién estás, contigo mismo en el otro? Soy yo siempre en el otro. Cada vez más lejos del mundo, se convierte en una cárcel de la que se es difícil salir con el amor como posesión. El amor conlleva un trabajo, porque el enamoramiento es un flechazo, un ensimismamiento con el ideal, pero el amor viene con los años, respetando, tolerando el crecimiento también personal, produciéndose en libertad, porque partimos de la base que son dos personas que en libre elección deciden continuar juntas.

A veces es mejor separarse, es cierto . Las personas se conocen en un trecho de la vida que después resulta que es mejor no continuar. Pero otras, deciden jugar a vivir en esa relación, a hablar, a poder transformar ciertas cosas que también se pueden repetir en otras relaciones posteriores. No sabemos qué pasará.

La terapia de pareja es un viaje a través de la palabra, donde hay que comprar el billete y estar dispuesto a dejarse sorprender por las palabras venideras, por lo que se irá construyendo en el camino con las transformaciones que permite la labor psicoanalítica.

Separarse o seguir. Detrás estas palabras, que es lo aparente, lo manifiesto, habrá que averiguar y producir, de qué o de quién se quiere uno separar. Tal vez de una forma de pensar, o de tendencias que impiden a la persona relacionarse en el amor y el deseo. Si se está en el verbo amar, siempre hay a quien amar. Habrá que ver en qué desvíos de la palabra está cada uno en qué formas de pensar. Hay formas de pensar que impiden amar.

El inconveniente de las crisis es la pereza, conformarse con lo que hay, no querer luchar por superarlo. Ahora es cuando puede aflorar lo mejor de cada uno. Sostenerse en los ideales no funciona. Mejor, comenzar a construir, que no es sin palabras.

La terapia de pareja ayuda a tomar las decisiones más adecuadas, establece una escucha de los procesos inconscientes de las personas, que se ponen en juego en las relaciones y que tiene que ver con el infantilismo, con conflictos con el deseo que se manifiestan a través de ciertas conductas, desavenencias, conflictos, sentimientos, manifestaciones en vosotros. Toda crisis necesita de un cambio. Es vuestra oportunidad. Comprar el billete te garantiza un apasionante viaje. Sólo después sabremos.

Laura López, Psicoanalista Grupo Cero y terapeuta de parejas

CELOS PATOLÓGICOS

Los celos, como la tristeza, son estados afectivos normales. Son primordiales, nos constituyen y tienen que ver con nuestra mamá. Es un reajuste, una actualización de esa situación infantil. Aunque estés con un hombre o una mujer, esos celos son por mamá. No se pueden dejar de sentir, pero la cuestión es qué hago con ellos.

Reflejan ese amor a la madre de aquella etapa, un amor posesivo, excluyente, donde es suya y de nadie más. Cuando aparecen los hermanos, el papá, el otro se convierte en el rival. Podemos incluso comprobar esa hostilidad frente a los hermanos, donde ante la llegada de un nuevo hermanito, hay que ayudarles a que incluya esa nueva relación en su vida. Sienten que son destronados de esa posición de “rey” o “princesa” del hogar. También con el padre van a surgir sentimientos de rivalidad, porque viene a indicarles que la mamá no es suya. Así, tiene una relación con el papá, o con el trabajo, cualquier cosa que les separa de ellos.

Hay un sentimiento de tristeza, de desgarro, de hostilidad hacia el rival y culpa asociada (qué he hecho para que no me haga caso)

Estos son los llamados celos normales que claro, vemos se actualizan en nuestras relaciones con los amigos, compañeros de trabajo, pareja también. Hay frases que hablan de esto. Viene alguien nuevo y vemos que el compañero de trabajo que tantas buenas migas hacíamos ahora pasa más tiempo con el nuevo. ¿Ya no te acuerdas de los compañeros eh? O actitudes de enfado o rencor a través de ciertas acciones en el trabajo, con los amigos, que no podría tan siquiera explicarlas la persona que las realiza, o son razonadas fehacientemente, y que tienen sus raíces en los celos.

Hay que diferenciar los celos de la envidia, porque la envidia es más primitiva, y tiene que ver con algo que a mí me falta y que atribuyo que el otro tiene, donde lo que importa es destruirlo. Hay dos personas participando y en los celos son tres. Los celos también pueden ser motor de cambio, depende cómo se piensen las situaciones, si me dejo embargar por esos berrinches infantiles o puede despegarme de esos sentimientos y no padecer de ellos. Pueden llegar a destruir si no se transforman. Ahí hablo de mi forma de amar infantil, donde hay reajustes, y me cuesta sumar, interpreto las situaciones como que me dan de lado. Pueden ser un motor de cambio porque en esa rivalidad con los otros, lo puedo utilizar para mejorar. Los celos también son deseos.

Todo el mundo siente celos, incluso podemos llegar a decir que quien más fuertemente los niega, es porque se encuentran en forma reprimida, y padece de ellos. No es lo mismo mantener una relación hostil con la otra persona, montar una escena de celos a la otra persona que utilizarlos para transformarse. Es que claro, depende de cómo lo piense, puedo llegar a creer que si no siente celos por mí es porque no me quiere, cuando en realidad hablas de ese querer infantil. Por eso muchos autores recomiendan una escenita de celos de vez en cuando, leve, para hacer creer al otro, que está en esa teoría, que le queremos.

¿A qué podríamos llamar celos patológicos? Podríamos llamar a los que hacen síntomas en nuestra vida, es decir, se repiten e impiden el cauce normal de las relaciones.

Están los celos concurrentes o normales, los proyectados y los paranoicos.

Los celos proyectados nacen de las propias infidelidades o de la fantasías inconscientes de realizarlas . La fidelidad exigida sobre todo en el matrimonio, lucha siempre contra incesantes tentaciones. Entonces, quien niega enérgicamente tales tentaciones les conlleva una presión que para aliviarla la proyectan en la persona a la que supuestamente tienen que guardarle fidelidad, de manera que su propia conciencia le absuelve. Es una forma de mitigar la culpa. Es un mecanismo inconsciente. Es como si dijera: no soy yo quien desea, sino mi pareja.

Socialmente vemos que se incluye está cuestión de gustar, ser deseado y conquistar en lo que denominamos el flirteo, la coquetería, vemos que es algo habitual y que se encuentra más o menos permitido dentro de los cánones morales, de alguna manera también para preservar esta cuestión de los deseos de infidelidad. La monogamia es una posición en el amor difícil de conseguir, puesto que la infidelidad es una constante en nuestra vidas. Tenemos que ser infieles a nosotros mismos, a nuestros gustos, a nuestra forma de pensar para desarrollarnos. Somos infieles en nuestras fantasías conscientes y en las inconscientes. Además, partimos de que el primer amor, la madre, hemos de ser infieles para poder construir un destino.

Pero quien es muy celoso o celosa lo niega, no cree posible que ese flirteo pueda ser incluso una salvaguarda a esa cuestión con la fidelidad, pudiéndose realizar un desvío desde esa pasión despertada por un tercero hacia la propia pareja. Hay una imposición de una moral intachable imposible de alcanzar, que habla de que sus deseos están fuertemente reprimidos y actúan proyectando entonces en su pareja sus fantasías propias de infidelidad.

Los celos más graves son los delirantes, que nacen también de tendencias infieles reprimidas, pero las personas objeto de su fantasías son de carácter homosexual. La feminidad y masculinidad son dos constructos teóricos de contenido incierto. En todo hombre hay una parte también femenina y en toda mujer una masculina. El deseo no tiene objeto, se posa, se transmuta, se desliza en cualquier objeto, persona, lo cual no quiere decir que realmente se persiga mantener un encuentro genital con la persona del mismo sexo, es decir, no quiere decir que se defina como una persona homosexual, sino que los deseos homosexuales están en todas las personas. Nuestra constitución psíquica es bisexual, el primer objeto de amor para el niño y la niña es la madre.

Es como si correspondiera a la fórmula: no soy yo quien le desea, sino ella, si es un hombre el que está sometido a estos celos delirantes, que es una forma de paranoia, y también en la mujer: no soy yo quien la desea, sino él.

Así reconocen la infidelidad en la pareja ampliando gigantescamente en su conciencia dicha infidelidad y consigue mantener inconsciente la suya. Además que son deseos muy prohibidos para la persona, que su moral no tolera.

Una persona muy celosa puede llegar a suprimir sus relaciones con los demás, sus tendencias y no aceptar lo que a los otros también les pasa, que también tienen que ver con él o ella. Los celos también tiene que ver con sentirse solo, es decir, rechazar a los demás, sentirse excluido. No recorre el camino para construir relaciones amorosas, sino que pretende infundir piedad, para que le quieran.

En el amor posesivo, pasional, celotípico, se pretende. además de que el otro sea todo para la persona, ser también todo para el otro. No es objeto de su deseo, sino de su necesidad, irreemplazable. Parece más un deseo canibalístico, hacer de dos, uno. Una relación infantil del momento idílico con esa función madre que le salva la vida cubriéndole sus necesidades.

También podríamos preguntarnos si se está en una relación donde alguno de los miembros los manifiesta de manera permanente, que forma parte de la interacción de ambos. Uno puede llegar a sentirse molesto y ofendido de forma consciente, pero inconscientemente también de alguna manera atraer o producir este tipo de relaciones. De forma que le llama, le controla, pero a la vez la otra persona también le coge el teléfono y sabe dónde está, por ejemplo. Es una red de complejos psíquicos inconscientes que tienen que ser interpretados para que puedan ser otra cosa. Al igual que abonamos una planta y la regamos desde la tierra, porque sabemos que se desarrolla desde la raíz, le interpretación psicoanalítica transforma desde la raíz, para que puedan florecer otros productos. Los celos son deseos. Mejor revisar la ideología de la que se padece, porque esto hará que se generen unos sentimientos u otros. Los sentimientos mienten, dependen de mi forma de pensar, que es inconsciente. No sé de ella sino por los efectos.

Laura López Psicoanalista Grupo Cero

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TERAPIA- PSICOANÁLISIS – PSICOLOGÍA – TERAPIA DE PAREJA – TERAPIA FAMILIAR .
Sabemos la importancia de una adecuada salud mental y que en la situación actual de crisis cobra especial relevancia.
El futuro se construye en base a unos buenos cimientos, una adecuada gestión de lo psíquico.
Hoy más que nunca es esencia l para vivir mejor en el futuro. No hay cuerpo físico sin psíquico, es el sostén principal del cuerpo, de tus relaciones, contigo mismo y los demás.
El Psicoanálisis es el principal arma para luchar contra las adversidades, reforzar tu sistema inmune, mejorar las relaciones y producir una adecuada salud mental, que no es ausencia de enfermedad. Construye la salud y el futuro del hoy y del mañana. Recuerda que no hace falta estar enfermo para psicoanalizarse.
APROVECHA LA CUARENTENA PARA ESTAR DESPUÉS EN LAS MEJORES CONDICIONES. Laura López, Psicoanalista Grupo Cero y Psicóloga colegiada AO 06010.
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